Tal y como nos avanzan numerosos artículos y estudios, estamos ante un panorama económico sin precedentes originado por la pandemia de la COVID-19. Las drásticas medidas sanitarias y de confinamiento han provocado graves repercusiones en la producción, la demanda y el comercio, reduciendo la actividad económica, arrastrando los ingresos de las empresas, incrementando el desempleo y ampliando las desigualdades entre regiones.
Ante esta situación, la mirada de todos está puesta en esas ayudas que llegarán desde Europa. Pedro Sánchez presenta las líneas maestras del plan de recuperación de España, que tendrá la transformación digital, la igualdad y la cohesión territorial como ejes prioritarios de los proyectos a desarrollar, con los 140.000 millones de euros para los próximo seis años del Fondo de recuperación de la Unión Europea.
¿Qué se puede esperar del plan de recuperación de España?
El informe del Semestre Europeo de este año pone el foco en la necesidad de centrarse tanto en las medidas inmediatas para abordar y mitigar las repercusiones socioeconómicas de la pandemia, como en las medidas tendentes a reactivar la economía de forma segura. Todas encaminadas a respaldar una recuperación simétrica.
Podemos quizás aventurar que hay ciertas prioridades en las que sería conveniente intervenir para alentar y reforzar nuestro crecimiento, en concreto, aquellas encaminadas a la preservación del empleo y la concesión de ayudas a los trabajadores afectados, medidas en materia de liquidez destinadas a las empresas (en particular a las pequeñas y medianas), y aquellas dirigidas a la protección del flujo de bienes esenciales en el mercado interior. La sanidad debe ser otro ámbito identificado como prioritario, más aún después de los daños ocasionados por la Covid19.
Evidentemente, reactivar la economía y reanudar el crecimiento requiere del fomento de la transición ecológica, impulsando el desarrollo de energías renovables e inversiones verdes y, sobre todo, del de la transformación digital, instrumentando la nueva Agenda Digital y sus 48 medidas, que debería acompañarse de un buen plan formativo en competencias digitales.
Sin duda, otros sectores tradicionalmente considerados “tractores” de la economía necesitarían medidas especiales que reactiven sus actividades. El turismo, la construcción, la automoción, la inmobiliaria, la industria textil, el comercio o la hostelería son algunos de esos sectores.
En definitiva y, como recoge la Estrategia Anual de Crecimiento Sostenible Europea, la sostenibilidad competitiva es un elemento esencial para la recuperación de una economía social de mercado en cualquier Región. Más ahora que nunca, se deberían poner en valor y definir programas que impulsen sus cuatro dimensiones: estabilidad económica, equidad social, sostenibilidad medioambiental y productividad y competitividad, sin olvidarnos, y con un énfasis especial, en la sanidad.
Carmen Arenas, gerente de Proyectos Europeos de la división de consultoría en Auren.